Queen, la reina de Hollywood

Hacía tiempo que no era testigo en un cine del aplauso del público al final de una película. Sucedió, el lunes sucedió. Se reunieron muchas circunstancias para que los allí presentes, los de la sala cuatro de los Cines Verdi Barcelona, se emocionaran tras 134 minutos de film acogedor. Una vez más, dijimos adiós, por decirlo de alguna manera, a la figura de Freddy Mercury, al regalo de Queen.

‘Bohemian Rhapsody’ ya ha recaudado hasta la fecha entorno a los 400 millones de euros en todo el mundo. Pero me da la sensación que los productores no supieron leer que la Navidad hubiera sido el anclaje perfecto para la fecha de estreno. Si la gente ya ha arropado con cariño el metraje por estas fechas, el 31 de octubre se estrenó en España, imagínense en el último peldaño del año.

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Este biopic musical dirigido por Bryan Singer y acabado por Dexter Fletcher –despido del primero durante el rodaje- absorbe desde que arranca hasta que finaliza con esos 20 minutos espléndidos de concierto, el memorable Live Aid for África de 1985. ¿Qué le dieron a Rami Malek para que calcara a la perfección a Mercury? La arcada dental superior de la boca su aliado, los aspavientos su fuerza y los andares con lumbar exagerada –culo respingón de toda la vida- su estandarte. Tres pilares que Malek acogió con excelencia para hacer de la puesta de escena el escaparate del personaje.

Un film que hace sonreír, que lleva ritmo encima de un guión limitado y que es ágil porque anda por si sola. Gran estructura, humor británico que siempre viene bien, estética colorida y un paradigma a la admiración. ¿Hacia quién? A Queen. Se reinventó a su época, transformó el rock e hizo de su música un icono de vivencia. En esta ocasión, ‘Bohemian Rhapsody’ es la reina del séptimo arte.

Nota:8

#BohemianRhapsody #BryanSinger #DexterFletcher #RamiMalek

 

Sorogoyen entra en ‘el reino’

Hacía tiempo que un mes no reunía en cartelera tantos títulos interesantes. Octubre se está convirtiendo en la mejor época del año para invadir las salas de cine y contribuir en el séptimo arte. La 51ª edición del Festival de Cine de Sitges, ‘Todos lo saben’, ‘Venom’, ‘First Man’, ‘Ha nacido una estrella’, ’Petra’ y una larga lista para divertirse y utilizar, eso sí, en el día del espectador. Ya hace una semana que cayó la nueva de Rodrigo Sorogoyen. Se ha ganado a pulso entrar en él, en el pico de los mejores cineastas de este país. En su haber ya colecciona dos excelentes trabajos –‘Que dios nos perdone’ y ‘El reino’- y un notable, su ópera prima, ‘Stockholm’. Es su tercera película en solitario, cuarta en total. No olvidemos que la primera, ‘8 citas’, fue co-dirigida con Peris Romano.

El cineasta madrileño recurre esta vez a la ebullición de la política española. El film, lleno de tintes de corrupción, es capitaneado, en primer lugar, por una soberbia filmación, por no decir que aún mejor es el montaje, y, en segundo lugar, por Manuel López Vidal (Antonio de la Torre). El actor malagueño encarna a un político autonómico con afán, delirios de grandeza y capaz de traspasar los muros del turbio mundo de la ilegalidad.

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Lo admito, en mis entrañas quiero encasillar a de la Torre, pero no puedo. Tiene marcado ese rostro de español de los 60, el del picoteo y la farándula. Si lo pienso bien, esa década fue, tal vez, el nido de los pretenciosos aspirantes a política de este país. Pero él se deshace de cualquier prejuicio, se reinventa y se mete en la piel de un tartamudo, un político o en cualquier altura interpretativa. Ha vapuleado, hasta el momento, todos los registros posibles. De hecho, me continúa gustando ese prejuicio contra él porque siempre contragolpea con un buen gancho.

Sorogoyen le envuelve en ‘El reino’ de poderío. Un ejemplo, el plano dorsal que no se despega prácticamente de López en toda la película. Es una muestra que el personaje va por delante del espectador, que lo que está por venir aún no nos ha llegado a los ojos. Qué fácil que lo ilustra el director, pero qué difícil es hacer lo que él consigue, al nivel de muy pocos. Cuando vean el magistral plano secuencia realizado en casa de uno de los personajes, Bermejo –compañero político de López-, entenderán que realización se escribe con –r de Rodrigo. Tan sólo estoy haciendo apología al talento que hay en sus films.

El chapapote político que recorre la sociedad valenciana –ambientada en esa comunidad- es completamente asfixiante. E infame era, es y será, si nadie ni nada lo remedia, cómo ellos, los dirigentes, derrochaban –me ahorro los otros tiempos verbales por dolor a pensarlo – el poder monetario de las arcas públicas. Se ejemplifica muy bien en una de las primeras secuencias, la de la comida. Parece inspirada en ‘la última cena de Jesús y sus 12 Apóstoles’. Buena comida sí que hay, como en la Biblia, pero la diferencia en este caso es que es de día y no aparece Jesús y los suyos, sino Lucifer y los aprendices. Bueno, sin que nadie se ofenda, es cuestionable hablar hoy en día de la bondad del cristianismo.

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Durante éste thriller no aparecen siglas ni nombres de algún partido o cargo público, pero queda claro a quién se refiere. Da pistas más meticulosas, por ejemplo, cuando se cuela una escena grabada en los pasillos de Unidad Editorial, concretamente en la del diario El Mundo.

Al excelente tacto que hay sobre la intriga política, se le une la acertada banda sonora, música de Olivier Arson. Son como pellizcos de tonos electrónicos que invitan a 122 minutos de guión bien anclado.

El pegote lo pone la sobreactuada actuación de Bárbara Lenie. Un papel que va de menos a más, pero poco creíble, si tenemos en cuenta todo lo que ha ofrecido Lenie hasta entonces. Da vida a Amaia Marín, una periodista con ganas de destripar la actualidad, pero con poca fuerza para contarla. Me remito a, por ejemplo, cuando lee el teleprompter en el informativo. Es actriz, sí, pero no interpreta bien el tono de la locución de una comunicadora, algo que parece secundario, pero no menos importante.

A pesar de ser un largometraje previsible, el final de oro redondea un trabajo impecable y un mensaje necesario para un país manchado por lo que todos ya sabemos. No lo olviden, se paga un precio muy alto por el poder.

Nota: 8,5

#vamosporpartes #elreino #rodrigosorogoyen #antoniodelatorre #bárbaralenie

Cuando alguien se come al personaje

Qué capacidad de deborar los personajes que tienes, Charlize . Marlo (Charlize Theron) es uno más, que junto con Tully (Mckenzie Davis) forman la luz de este metraje que va de menos a más. Jason Reitman dirige un guión de Diablo Cody que engaña en cierto momento al espectador. ‘Tully’ tiene pinta de caer en la redes de una historia repetitiva, pero, en cierto modo, consigue coger a tiempo suficiente velocidad como para despegar hacía una altura considerable.

Lo mejor: Tully y Charlize Theron. La primera, por confundir y romper con lo que ya se intuía de ella y, la segunda, por calcar a la perfección a una mujer tristemente atrapada en la supervivencia materna.

Lo peor: el encasillado personaje de Drew (Ron Livingston), marido de Marlo. Una vez más, Hollywood muestra el modelo de sociedad patriarcal.

26 de junio

#vamosporpartes #tully #chalizetheron #mckenziedavis #jasonreitman #diablocody #todossomosmarlo

Nota: 6

Sin pena ni gloria

Disfruté como un fan más, pero no me quedé vacío. Ésta ha sido mi capricho. En los dos últimos años me he empapado de ‘El Patrón del mal’, serie colombiana y producida por Caracol TV, de las dos temporadas de Narcos y de ‘Escobar: Paraíso perdido’.

Hace algo más que una semana le tocó el turno a la dirigida por Fernando León de Aranoa, ‘Loving Pablo’. No es con este proyecto de Escobar que me quedo, sino con el que interpretó Benicio del Toro. En ese paraíso perdido del Toro mostraba como una especie de entresijo del mundo de Pablo. Fue una experiencia totalmente sofisticada. Es difícil contar algo nuevo pero Andrea Di Stefano dirigió por otra vertiente. Aún guardo ese sabor de boca a…

Con ‘Loving’ esperaba algo parecido al ‘biopic’ de 2015 dirigido por Danny Boyle, ‘Steve Jobs’. En ésta última encontré un sello propio, algo que se desmarcaba de otras vidas de Jobs llevadas al cine. Vengase a la memoria, por ejemplo, ‘Pirates of Sillycon Valley’ (Martyn Burke. 1999) o, la más reciente de 2013, ‘Jobs’ (Joshua Michael Stern) con Ashton Kutcher interpretando al magnate informático. La de Boyle tenía una personalidad propia y a un Jobs (Michael Fassbender) marcado por un mundo interior, traducido en diálogos cargados de sarcasmo y tensión entre él y Joanna Hoffman (Kate Winslet), la que fuera su mano derecha y confidente.

Me quedé con las ganas de ver en la de León de Aranoa a un Pablo Escobar más íntimo, que se desabrochara el cinturón y exhalara reflexiones, conversaciones con su séquito acerca de cosas que no tuvieran que ver con el poder o el dinero. Tal vez, el director madrileño no aprovechó la ocasión para ofrecer una película conmovedora, un guión enérgico y no adaptado, no sé, tal vez me imaginaba otro asunto, pero sólo tal vez, Sergio.

Juan Pablo Escobar, hijo del ex narcotraficante, ha insistido en los libros que ha ido publicando, otra versión de la vida de su padre. Si ya tuvo sus más y sus menos con ‘Narcos’, por desviarse, según él, de la historia real de su progenitor, no creo que varié mucho su opinión de esta última entrega. ¿Por qué nadie, en su sano juicio, ha aprovechado para guionizar lo que el primogénito de los Escobar cuenta? Todo pinta a que éste sea el último proyecto que veamos de la vida de Pablo Escobar, a no ser que el primogénito, en busca de exprimir las últimas gotas de naranja, quiera sorprender a todos con una nueva producción televisiva.

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Me ha dado la sensación que el film ha sido un regalo de los directores a Javier Bardem y Penélope Cruz. Un escaparate para que se luzcan. “¿Javier Cámara y Miguel Ángel Silvestre en Narcos? Tomad, hemos hecho unos pequeños cambios en el guión, pero la base es la misma. Lean, pareja, y nos ponemos en marcha. Hay que aprovechar el tirón Escobar”. ¿El resultado? Un Javier Bardem, una vez más, con esa faceta camaleónica. No tiene límites. Le pongan el papel que le pongan lo devora con maestría. Cruz se luce, sí, pero el carácter latino le dio una capa para volar.

La nota negativa del film lo pone el maquillaje del idioma. Con Narcos se había conseguido con éxito que una serie rodada en un 50-50% en inglés y en español enganchara al público de cualquier país. ‘Loving Pablo’ es un experimento de laboratorio y aún me hace daño ver a Pablo Escobar hablarle a su séquito en inglés. Es algo que no creía en los trailers pero, sí, el séptimo arte continúa dominado por ese ser bajito y sin pies llamado dinero. Los tiempos han cambiado y todo está mucho más globalizado, así que dejemos que lo natural conquiste al público. El acento paisa, lo poco que pude disfrutar de Bardem, se pierde en un ‘spanglish’ postizo.

Me quedé con las ganas, me quedé, ‘Loving Pablo’.

Nota: 5.5

#FernandoLeóndeAranoa #JavierBardem #PenélopeCruz

Caída libre

Semanas antes del estreno y ya durante él, caminaba por la calle y veía de refilón su cartel. Una foto atractiva, con filtro adecuado, con un cuerpo centrado y con un color conquistador. Anduve una vez, tras ver de nuevo su foto, pensando que aquella imagen de ‘Lady Bird’ me gustaba, que aquella chica representaba, a priori, algo marcado y con fuerza. Llevaba tiempo sin caerme y lo hice con ella. Tal vez, las expectativas eran demasiadas altas. De todas las nominaciones y premios, la más merecida fue el galardón de ‘Mejor Actriz en Comedia o Musical’ para Saoirse Ronan (Lady Bird) en los Globos de Oro.

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El proyecto de Greta de Gerwig (Dirección y Guión) me recuerda a Boyhood (Richard Linklater. 2014), mejor dicho, podría tener rasgos familiares, por ahí van los tiros. Adolescencia, problemas familiares y vuelvo a ver una película ‘made in América’, sí, sí, aquellas repetitivas de Antena 3 de los sábados por la tarde. Es un largometraje ya mascado, como dice la definición de este verbo: “(…) para extraer su jugo o sabor”, y según lo que vi, esos dos elementos ya fueron extraídos mientras Gerwig escribía el proyecto. De hecho, algo parecido le pasó a Giorgos Lanthimos cuando escribió y dirigió ‘Canino’ (2009), un largometraje histriónico y sin sabor, aunque en esta ocasión, si algo se salva, es el guión.

‘Lady Bird’ me roba algo. El personaje cautiva con sus primeros pasos y por su puesta en escena. Christine McPherson (Lady Bird) parece indomable pero acaba siendo un títere que se deja manipular por los escasos puntos de giro que tiene la película. En esa transformación a peor, se le acaba viendo la letra pequeña y se desploma hacia una corriente ya vista en Hollywood. Las lágrimas, según para qué, hace tiempo que dejaron de funcionar. Querida ‘Lady Bird’, prometes con un comienzo desgarrador con ese look tan pronunciado y, más, en plena adolescencia, con tus inquietudes y carácter, y acabas con el desencanto de este cinéfago. Por el camino te encuentras a una chica rebelde y original, de las que se salen de lo convencional, pero se queda ahí, en el intento.

El hachazo es a tu destino, el guión, no a quién te interpreta. Ronan está sublime, brillante, cómoda en la edad que interpreta, 17, y conectada a una seguridad durante los 92 minutos del film. Eso sí, halago al script por arrastrar a este personaje ‘indie’ en su acción en contra del populismo ‘teenager’. Rompe a tiempo y, de una vez por todas, con ese escaparate que tan mal nos han acostumbrado a ver en esta industria desde hace décadas.

Suspiro mis últimas palabras con un aire de esperanza, tras ver a Laurie Metcalf encarnar a la madre de Christine. Justa merecedora de las nominaciones como ‘Mejor actriz secundaria’, tanto en los ‘Golden Gobles’ como en los Oscar. Es un papel que en ciertos momentos engancha al espectador por la frialdad con la que trata a ‘Lady Bird’. Pero Metcalf es absorvida a interpretar un personaje encasillado, el de una madre feroz, aislada del afecto y protectora de su nido.

El montaje, la producción, el guión, la piel de la película y un sinfín de características que dejan bastante que desear. No sé a ustedes pero a mí me gusta evadirme cuando me siento en una butaca, y ‘Lady Bird’ es un pájaro, sí, pero como los que vuelan sigilosamente.

Nota: 5.5

#ladybird #saoirseronan #lauriemetcalf

Y entonces llegó ella

Lo estudié en el instituto y, años más tarde, ha hecho efecto. O, mejor dicho, ha ido haciendo efecto con los años en mi subconsciente. Hablo del marketing y me refiero en este caso al color amarillo.

La primera vez que me topé con él quise prescindir de la serie. Estaba en una época en que la ficción española quedaba para mí en segundo plano. El primer reflejo de esta producción española sin haber visto prácticamente nada, apenas destellos de los anuncios televisivos, fue ese color llamativo, a mí parecer no hermoso pero con su función, meterse en tu memoria y acompañarte con el paso de los años. Tal vez, digo sólo tal vez porque no quiero volverme muy Guillermo del Toro, el amarillo se fue colando en mi retina, sin darme apenas cuenta, para avisarme que tenía que acabar en ella. Plátanos, libros, suéteres, Post-it, cabellos rubios, un sin fin de objetos o imágenes que se cruzaban por mi vista en forma de ráfagas, de flashes, no sé.

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Y entonces llegó ella, la serie. Nueva oportunidad para una ficción española que en los últimos 20 años ha desarrollado la -c de calidad. Ella tiene nombre y apellidos, ‘VIS A VIS’. No sé en qué momento se ha colado en mí pero lo ha hecho. Con piel dramática y de suspense, no ha tardado en marearme como espectador desde el primer momento. Podría tener que ver un poco o ser la marca blanca de ‘Orange is the new Black’, sí, pero un elemento que las diferencia es la comedia. La estadounidense fija en sus líneas tintes de humor para quitar tensión a la protagonista, mientras que la española embarca a Macarena Ferreiro (Maggie Civantós) a vivir la cruda realidad de los barrotes sin comedia.

Ferreiro protagoniza dos temporadas frenéticas, originales, la primera es redonda, en todos los sentidos, la segunda rectangular, ya que los guionistas se vieron obligados a incluir otra trama para desembocar en un final con sentido.

Hoy, 23 de abril, día donde lucen las rosas y los libros, donde se aviva la
leyenda del dragón, el caballero y la princesa, tal día como hoy, día
especial para muchos, se estrena la tercera temporada de ‘Vis a Vis’.

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Tal y como se anuncio meses antes, se espera de nuevo un hilo conductor lineal, con un sólo destino, alejado de los caminos paralelos para centrarse en un sólo núcleo argumental. Y en ese espero que vuelva a aparecer la figura de un personaje. Van a permitirme que me tome el lujo de un día como hoy, lucir la presencia de Nawja Nimri, Zulema en la ficción. Nimri cautiva a la cámara desde un primer momento y le da ese tono de tensión difícil de conseguir para cualquier intérprete. Es verla en acción y sentirme cómodo, te ayuda a ausentarte de la realidad. Transmite el miedo bueno, ese que nos engancha de nuestros villanos favoritos. No lo negarán, siempre nos cautivan los personajes excéntricos, y ella lo es. Bien, en una prisión tendrían muchos números la mayoría de reclusas de serlo, ‘Zule’ se desbanca de todas. Es
la fotografía de la serie, una mirada que mata y conquista a la vez. Entre lo amarillo se cuela la oscuridad de su alma y look. Ella es ese aroma agradable que nos impregna el olfato cuando tropezamos con alguien en la calle. Es capaz de cautivar como las olas, elegante y fría, pero con coraje a la hora de atacarnos.

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Cuando acabó la primera temporada de esta serie dirigida por Jesús Colmenar, Jesús Rodrigo, Sandra Gallego, David Molina y Álex Rodrigo, pensé que lo habían bordado, que ésta misma producción cruzando el charco y traducida al inglés hubiese tenido más reconocimiento. Es así de triste pero lo es. La segunda parte de ésta ficción es tal vez más elástica y enérgica pero, como he dicho antes, más nítida la primera. No hay nada como saborear un buen efecto sorpresa y, eso, me lo dio la primera. Eso sí, el tema principal, el de Cecilia Krull , ‘Agnus Dei’, con el que arranca los episodios, conquista los tímpanos desde un primer momento.

Viendo las últimas semanas la nueva serie española de moda, ‘La casa de papel’, me di cuenta que había algo en ella que tenía que ver con ‘Vis a Vis’. Volvía a asomarse el marketing. Ésta vez, el rojo se apodera de ésta otra producción. ¿El resultado de la coincidencia? Tiene nombre y apellido, Álex Pina, partícipe en el guión de la amarilla y director en la roja. Veremos qué se cuece en la nueva entrega de las chicas de la prisión. Yo, a disfrutar de un día especial. ¿Rosa amarilla o roja?

‘Feliç Sant Jordi!’

#maggiecivantos #nawjanimri #visavis #jesuscolmenar #jesusrodrigo #sandragallego #davidmolina #álexrodrigo #alexpina #albaflores #VAMOSPORPARTES

Star Wars VIII, the Last Change?

Creo que por mucho que la siga masticando, llegaré al mismo punto, un lado oscuro que me invade y no me deja ver qué es lo que quería Rian Johnson en esta nueva entrega de Star Wars. Si en ‘El Despertar de la fuerza’ se criticó a J.J. 

Abrahams por haberse quedado anclado en el pasado, Johnson hace un guiño a George Lucas en varias escenas. De hecho, ‘Rogue One: una historia de Star Wars’ (Gareth Edwards), es la única del nuevo universo de Lucasfilm que consigue su propósito, un guiño a lo viejo conocido, pero contando algo paralelo a lo que ya hemos vivido durante décadas.

De las tres, sin duda, la de Edwards ha sido el mejor plato del menú que me he comido. ‘Star Wars: Episode VIII – The last Jedi’ es aquella persiana que queda estancada y que tanta rabia nos da porque nadie ha querido reformarla y deshacerse de algo antiguo. Si ya en ‘The Force Awakens’ el efecto sorpresa pasaba de puntillas, en esta carece de ello. 

A pesar de todo, este fan seguirá disfrutando de la familia galáctica.

Nota: 6

#starwarsthelastjedi #rianjohson #daisyridley #vamosporpartes

Superheroína. Sí, sí, como oyen

¡Entretenida! 

Comienzas la película en la parte alta de la butaca y acabas prácticamente estirado y con los pies rozando el asiento del de enfrente.
Patty Jenkins dirige un film cargado de sucesos que transcurren rápido y que se inician con un inicio prometedor. La Segunda Guerra Mundial como telón de fondo acapara los 141 minutos del metraje, que a pesar de ser largo, no es nada pesado y empuja a que Diana, Wonder Woman (Gal Gadot), y Steve Trevor (Chris Pine) se muevan astutamente a lo largo de la trama.
Allan Heinberg y Geoff Johns, guionistas del film, se han limitado a seguir las directrices de  una historia simple y cómoda para el espectador. El problema es que tanto Heinberg como Johns caen en la trampa de unos gags ya repetidos en Hollywood y de risa floja para los asistentes. 
Jenkins ha apostado por Gadot como abanderada de este proyecto, pero puede llegar a ser arriesgado. En ocasiones me da la sensación a lo largo del film de confundir a la actriz con una de las ángeles de Victoria’s Secret en uno de sus desfiles shows. La puesta en escena de la israelí acapara el centro de las miradas, para muestra los excesivos primeros planos, dado su imponente físico. No sabemos hacía qué camino conducirá la carrera de esta intérprete, ¿de nueva musa a ‘femme fatale’ en próximos proyectos? 

Mucho me temo que la siguiente entrega del mundo DC Comics, ‘La Liga de la Justicia: Parte 1’ (Zack Snyder) en noviembre de este año, no mejorará a la presente. Y venimos de una atropellada ‘Batman v Superman: Dawn of Justice’ (2016) a un entretenido pero lineal proyecto de Jenkins. 

Ah, antes que se me olvide, el papel de Elena Anaya, la Doctora Poison, parece sacado de ‘La piel que habito’ (2011. Pedro Almodóvar).

Lo mejor: Las destacadas acciones de lucha y, sobretodo, la irrupción de la figura de la mujer en una de las tantas guerras machistas de la historia de la humanidad, en este caso, la de la Segunda Guerra Mundial.

Lo peor: La hipnosis de Gal Gadot al espectador, provocando que falte chispa y gancho argumental.

Nota: 6/10
#wonderwoman #galgadot #chrispine #pattyjenkins #dccomics #vamosporpartes

‘Girlboss’, ellas también son emprendedoras

¡Sofisticada! Ofrece esa cara amable de la sociedad estadounidense en la ficción, ya saben, la de “América, tierra de las oportunidades” y la de la comedia surrealista en situaciones cotidianas. Britt Robertson (‘Como la vida misma‘, ‘Swingtown‘, ‘Scream 4‘, ‘Tomorrowland‘, ‘Under the Dome‘, entre otras), da vida a los inicios empresariales de la hoy magnate de moda, Sophia Amoruso, quien sin empleo y arruinada, decide abrirse paso en la compra-venta de prendas a través de dos herramientas de trabajo básicas, ropa usada e internet.

Kay Cannon dirige esta interesante serie cargada de inquietantes anécdotas de la protagonista y de un original enfoque entre el drama y la comedia.

¿Lo mejor hasta ahora? La eléctrica interpretación de Robertson por cómo llevar al límite el estrés de una emprendedora. ¡Sigamos!

#marathon #girlboss  #Mujeremprendedora #sophiaamoruso #kaycannon #brittrobertson #vamosporpartes

El día en el que CR7 evocó los fantasmas del pasado

El derby entre Real Madrid y Atlético de Madrid volvió a ser lo de siempre: la historia interminable. Ya van 12+1, y no me refiero a los campeonatos del motociclismo de nuestro excelentísimo Ángel Nieto, sino a los años que llevan los rojiblancos sin conseguir el triunfo frente a su eterno vecino y rival. Ocurrió el 20 de octubre del año 1999, en aquella victoria de los colchoneros por 1-3 con la soberbia actuación de Jimmy Floyd Hasselbaink.

Este sábado Cristiano Ronaldo  contribuyó a revivir los sucesos del pasado, tras volver a encontrarse con el gol después de una pequeña sequía goleadora. El portugués marcó de falta, algo que no conseguía curiosamente desde el último duelo en el Vicente Calderón  frente al Atlético, de la temporada pasada.

El 1 de diciembre los compañeros de Fiesta fm pusieron el escaparate comunicativo en el Estadio Santiago Bernabéu, para que las voces de Aitor Puerto, Norberto Latorre y un servidor transmitieran 90 minutos de pura rivalidad.

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